Ta Byrne, la niña del arrozal que encontró en el arte el orgullo de mirar hacia abajo desde la luna

«Una vez pensé que sería más fácil caminar sobre la luna que convertirme en artista»

Suthamma (Ta) Thimkaeo Byrne, Artista Tailandesa

A Ta Byrne se le puede ver cada mañana – en compañía de su marido Gary, sus niños y sus perros– caminar sonriente y feliz por las hermosas playas bordeadas de palmeras de Koh Samui, la «isla de los cocos», la segunda isla más larga de Tailandia. Esta discreta artista, madre y ama de casa hoy cuenta con un ejército de fanáticos y coleccionistas en todo el mundo. Sin embargo, no siempre llevó la vida relajada y apacible de la que hoy disfruta gracias a su talento innato (nunca pudo estudiar), pues tuvo que escapar de los rigores de los suburbios de Tailandia para encontrar refugio, equilibrio e inspiración en un nuevo y vibrante mundo que desarrolló con base en su exacerbada imaginación y que representó en sobrantes de papel a la débil luz de una lámpara de queroseno, después de los largos días de trabajo duro en los campos de arroz bajo el sol abrasador. Así, Ta Byrne pasó de su condición heredada de pobreza y marginación como granjera de la Tailandia rural, a la fama y reconocimiento que hoy le brindan las galerías de arte moderno alrededor del mundo. Ta requirió de mucho tiempo para construir su reputación y ganarse la confianza de los mercados internacionales del arte. Actualmente su trabajo es tan popular que muchas de sus obras se venden antes si quiera de que la pintura haya secado por completo.«Supe desde muy temprana edad que aquí es donde quería estar. Ha sido un trabajo de amor». 

Ta rememora así pasajes de su infancia: «mi madre me preparaba una lonchera diaria para llevar a la escuela, ya que no había instalaciones para cocinar. Cuando sonaba la campana del almuerzo, nos sentábamos todos juntos en el suelo y comíamos nuestra comida. Casi todos los días, mamá me preparaba lo mismo, huevo frito con arroz. Los otros niños se burlaban de mí sin descanso y decían: “¡Ta! ¿Huevo frito otra vez? ¡Pronto empezarás a parecer un huevo frito!”. Solía suplicarle a mi hermana que me preparara algo diferente, pero sólo teníamos una granja de arroz, gallinas y huevos, ¡así que siempre era huevo frito con arroz! Estos comentarios se han quedado conmigo para siempre. A través del arte puedo tejer mis reflexiones y recuerdos de la infancia en mis pinturas de una manera lúdica».

En la adolescencia, Ta Byrne trabajó en un taller clandestino en Bangkok donde de día cosía camisas a mano para los mercados locales y por las noches y durante los fines de semana exploraba con avidez los rincones más vibrantes y recónditos de la capital. Un encuentro casual con un taller underground de pintura y un artista callejero cambiaron no solo su perspectiva sobre la creatividad sino también su visión de la vida. «Me sentaba con él durante horas, respirando los vapores de olor dulce de las pinturas y observándolo pintar. Él creaba mundos que yo ni siquiera podía imaginar. Lo miraba interminablemente pintar espirales vibrantes de color que formaban civilizaciones y ciudades desconocidas. Mi imaginación quedó cautivada por estos nuevos mundos, lienzos, pinturas y pinceles. Me enganché y sabía más que nada que quería ser artista».

No fue sino hasta 16 años más tarde que Ta pudo experimentar por sí misma el regocijo que le causaban los pigmentos y la trementina. Para entonces –ya divorciada y madre de  dos hijos, trabajando para el sector turístico– tuvo otro encuentro casual, esta vez con un turista británico que conoció refugiándose de un aguacero cuando compartían una taza de café. Él la inspiró entonces a hacer un garabato en un trozo de papel. En reconocimiento a su habilidad artística, ese peculiar extraño, quién más tarde se convertiría en su esposo, le regaló una dotación de pinturas, pinceles, espátulas, blocs de dibujo, lienzos y diluyentes para que comenzara a pintar formalmente, mientras él se encargaba del marketing para llevar su trabajo a la gran audiencia digital.

Ta Byrne hizo su primera venta a través de la galería en línea de Saatchi Art Gallery, por casi $1,000 dólares. Fue entonces cuando realmente esta artista comenzó a creer en su trabajo. Después de lograr esa primera venta tan importante el trabajo de Ta ha ganado admiradores en Nueva York, París, Zúrich, Dubái y Shanghái, entre otras capitales del mundo, donde ahora sus pinturas se encuentran en exhibición permanente.

Es fácil reconocer los aspectos tailandeses de su trabajo en los colores llamativos y brillantes de sus lienzos, pero también hay indicios de la influencia que para ella han tenido grandes artistas como Marc Chagall o Salvador Dalí. «Cuando era niña no tenía acceso a ninguna televisión y carecía de educación. Mi amor por otros artistas llegó mucho más tarde en la vida. Leí con avidez sobre Claude Monet y su uso del color, su expresividad, el detalle y la suavidad de sus bellas pinturas. Me encanta la forma en que Vincent van Gogh tiene un uso atrevido del color. Creo que soy un poco impulsiva como él. Lowry es increíble ¡él creó su arte usando solo cinco colores!  Últimamente comencé a encontrar inspiración en el trabajo de Salvador Dalí y, como resultado, creo que mi propio trabajo se está volviendo más surrealista (…) Ahora puedo mirar con orgullo hacia abajo desde la luna. No es un mal logro para una niña que dejó la escuela a los 12 años para trabajar en los arrozales de Tailandia.»

Los temas más recurrentes en la obra de Ta Byrne son la belleza de las mujeres, el comportamiento humano, los sombreros y un surrealismo que se ubica entre lo familiar y lo inesperado.

Referencias:

A Labour of Love- Koh Samui Artist Ta Byrne artículo publicado en Phanganist, abril 2021
Ta´s Art Gallery