Las TIC’s como aliadas para el ejercicio de la salud pública

La actual pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2 ha puesto de manifiesto la enorme utilidad del empleo global de las tecnologías de la información y la comunicación TIC, el Internet y las redes sociales como valiosas aliadas para la gestión de la saluda pública en sus diferentes aspectos, haciendo énfasis en la previsión y monitoreo de comportamientos, administración eficiente de recursos disponibles, evaluación de previsiones, visualización, distribución e intercambio en tiempo real de enormes volúmenes de datos e información; asimismo, verificación, análisis y valoración automatizada de estos; y, en consecuencia, un oportuno diseño o rediseño de estrategias y una comunicación ágil de resultados (2). Esto hace posible hacer llegar a la población información expedita, confiable y útil para favorecer con ello la orientación de comportamientos sociales convenientes para facilitar la adopción de medidas de prevención y, en consecuencia, mejorar el control de enfermedades (2).

Los medios digitales y las TIC también han resaltado su importancia al favorecer la creación de entornos colaborativos basados en crowd sourcing, que posibilitan la creación de contenidos en forma colaborativa (wiki), así como el intercambio de información entre las instituciones, las bibliotecas médicas virtuales, los profesionales de salud pública dispersos geográficamente y la sociedad en general, a través de foros virtuales, conversatorios, redes de intercambio de información y blogs. 

De igual manera la formación en salud fortalece sus estrategias de capacitación mediante entornos virtuales de enseñanza-aprendizaje que resuelven las limitaciones espacio-temporales y apuntan claramente a la construcción de lo que se ha dado en llamar salud 2.0 o eSalud, concebida con el objeto de mejorar los servicios de salud a través de Internet y las tecnologías relacionadas. Asimismo se han desarrollado importantes sistemas de información en salud que combinan bases de datos de incidencia de morbilidad y mortalidad de enfermedades con su referenciación geográfica en web (GeoWeb), permitiendo visualizar los datos en mapas virtuales como los proporcionados por Google Earth. Estos sistemas permiten visualizar las áreas de mayor incidencia y diseñar intervenciones específicas, focalizadas en poblaciones de interés o en mayor riesgo. Ejemplos de ello son Health Map, del grupo de Epidemiología Computacional del Children’s Hospital Boston, y Google Flu Trends y Google Dengue Trend, de la Escuela de Medicina de Harvard. 

Otros ejemplos de cómo la tecnología y la comunicación pueden favorecer el ejercicio de los salubristas (y, por ende, de los tomadores de decisión) son los sistemas de vigilancia de enfermedades emergentes, tales como el Programa para el Monitoreo de Enfermedades Emergentes ProMED mail; o el de enfermedades infecciosas, MedISys, desarrollado por la Dirección de Salud y Asuntos de Consumidores de la Comisión Europea; o el GPHIN, desarrollado por la Agencia de Salud Pública de Canadá; y otros como el EpiSPIDER, Argus, BioCaster, MediSys o el Wildlife Disease Information Node (1).

Por otro lado, las redes sociales han contribuido también para conocer el interés, las inquietudes e incluso los hábitos de la población ante algún tema específico de la salud, o bien para a diseminar el interés general por la salud pública mediante la conformación de comunidades como, por ejemplo, PatientsLikeMe. Existen sitios web como Healthmap.org y aplicaciones móviles (Outbreaks Near Me o HealthMap de brotes cerca de mí) queproporcionan en tiempo real infrmación vital para la detección temprana de las epidemias. Otras innovaciones que han sido de enorme utilidad para el monitoreo de la incidencia de enfermedades en viajeros han sido las redes colaborativas como la red internacional Geosentinel o la EuroTravNet, las cuales recopilan información sobre un amplio rango de enfermedades que afectan a los viajeros internacionales (1).

Sin embargo, y a manera de reflexión, la crisis actual de la salud pública que se evidenció a raíz de la pandemia de COVID-19 también ha dejado ver los efectos negativos vinculados con la brecha digital. El pobre o nulo acceso que distintas comunidades y segmentos de la población tienen en cuanto al empleo de las TIC –ya sea por falta de conectividad o por el limitado conocimiento técnico que poseen sobre su empleo o por la información no verificada difundida por medio de los medios digitales–, las ubica en una situación de vulnerabilidad y/o de marginación. Por un lado, la calidad y confiabilidad de la información que se disemina a través de estos canales digitales debe ser verificada, confiable y pertinente o, de lo contrario, su efecto positivo puede volverse en contra de la orientación de la toma de decisiones mejor informadas. El desafío, entonces, es apoyar la inclusión digital en las etapas formativas y de investigación para ampliar el acceso a los conocimientos y uso de las TIC tanto por los profesionales como por los usuarios de los servicios de salud (2). 

Considerando lo anterior, nos enorgullece que la Escuela de Salud Pública de México, reconocida como una institución líder en el ámbito de la formación de recursos humanos en salud, integre de manera estratégica en su oferta académica el conocimiento y manejo de las Tecnologías de Información y Comunicación para que éstas se mantengan como aliadas de los salubristas en su labor de mejorar la salud de la población con acciones y programas innovadores, actualizados e inclusivos. 

Fuentes de referencia:

(1) Sánchez Tarragó, N. Certezas y encrucijadas del uso de Internet en la salud pública. Revista Cubana Salud Pública vol.38  supl.5 Ciudad de La Habana  2012.

Disponible en línea:
https://scielosp.org/article/rcsp/2012.v38suppl5/748-758/

(2) Fernández Silano, M. La Salud 2.0 y la atención de la salud en la era digital. Revista Médica de Risaralda vol.20 No1, Enero-Junio de 2014.

Disponible en línea:
http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S0122-06672014000100009&script=sci_abstract&tlng=es