Reflexión sobre “Métricas obsoletas en la publicación científica y el éxito académico” y su relevancia para la nueva generación de salubristas
En la reciente edición de la revista Salud Pública de México se publicó la editorial titulada “Métricas obsoletas en la publicación científica y el éxito académico” (Lazcano-Ponce, Oropeza-Abúndez). Este breve pero contundente texto invita a repensar un tema central en el mundo académico contemporáneo: hasta qué punto los indicadores tradicionales que miden productividad y éxito (número de publicaciones, citas, factor de impacto) ya no responden cabalmente a los retos actuales del conocimiento científico.
La publicación sostiene que muchas de las métricas vigentes han sido alentadas por un sistema de “publica o perece”, que puede inducir comportamientos contraproducentes, tales como, favorecer la cantidad sobre la calidad, gestionar publicaciones para inflar índices, perder de vista el contexto disciplinar o la relevancia local, y descuidar la innovación o la interdisciplinariedad. En ese sentido, recalca la urgencia de introducir nuevas formas de evaluar el quehacer científico, que sean coherentes con los principios de integridad, con la ciencia abierta y con el propósito de bienestar colectivo.
Desde la perspectiva de salubristas, esta reflexión no podría llegar en un momento más oportuno, pues en la ceremonia de graduación de la generación 103 de la ESPM, celebrada el 25 de septiembre de 2025, se enfatizó, precisamente, el papel esencial de las y los profesionales de salud pública —no solamente para que sean capaces de intervenir de manera efectiva a favor de la salud humana, sino también en la salud ambiental, animal y planetaria—, y la exigencia de estándares de calidad pertinentes frente a desafíos emergentes en el campo de la salud pública. Esa visión exige una ciencia más conectada con el territorio, con las comunidades, con los ecosistemas y con las dinámicas sociales, no una ciencia atrapada en métricas que alientan el “publicar por publicar”.
Aquí algunos apuntes que vale resaltar y compartir con la comunidad de salubristas, en el contexto de esta graduación:
– Calidad antes que cantidad
La verdadera aportación de una investigación no siempre se refleja en cuántas citas recibe, sino en su pertinencia, su implementación, su ética y su impacto real en políticas, prácticas o comunidades. Cuando un entorno académico sigue juzgando exclusivamente por métricas cuantitativas, se puede poner en riesgo la exploración interdisciplinaria o metodologías innovadoras consideradas como menos “citables”.
– La ciencia local también importa
Es bien sabido que muchos problemas de salud pública tienen raíces locales o contextuales: medio ambiente particular, desigualdades territoriales, prácticas culturales, ecosistemas frágiles. Si las métricas favorecen trabajos con visibilidad global (en idioma inglés, en revistas de alto factor) se puede marginar el conocimiento que surge del contexto nacional o regional, aunque sea más útil para la acción pública.
– Nuevas métricas implican nuevos retos
El llamado a altmetrics, al seguimiento de uso social, al impacto en políticas públicas, al uso de datos locales o movilización social como medidas válidas de éxito, no es algo nuevo. Sin embargo, la adopción de tales indicadores exige transparencia, consenso operativo y reconocimiento institucional ético, serio y comprometido. En esa línea, la metaciencia nos recuerda que “cuando una medida se convierte en objetivo, deja de ser una buena medida” (Goodhart).
– Relación con estándares de calidad en salud pública
Si aspiramos a una salud pública global, planetaria, intersectorial, no basta con que las publicaciones científicas “cumplan estándares editoriales”: también deben alinearse con estándares éticos, de reproducibilidad, de transparencia en datos, de inclusión de voces diversas (por ejemplo de comunidades), de apertura y de evaluación crítica de impactos negativos. En el marco de las Funciones Esenciales de Salud Pública (FESP) se ve que una de las funciones emergentes es la de “asegurar la calidad institucional, técnica y ética de la intervención en salud pública” (OPS/OMS). Una ciencia que no se juzga por su calidad, sino solo por indicadores bibliométricos superficiales, puede estar perdiendo la brújula del propósito social.
– Una oportunidad para quienes se graduaron
A la generación 103 de la ESPM les toca entrar —o reforzar su presencia— en ese espacio de tensión entre ciencia, política y comunidad. Tienen la posibilidad de asumir nuevos estándares editoriales: optar por colaborar en redes transdisciplinarias, priorizar informes de política, involucrar actores no académicos, hacer investigaciones de implementación o acción participativa, explorar caminos de comunicación científica hacia públicos más amplios. Si desde el inicio de su vida profesional adoptan una mirada crítica hacia las métricas, pueden contribuir a redefinir qué se considera “éxito académico” en salud pública.
– Hacia una cultura institucional renovada
Para que este cambio sea efectivo, no es suficiente con la voluntad individual; las instituciones académicas, las agencias de evaluación, los cuerpos de financiamiento y las revistas científicas deben asumir su parte. Podrían modificar criterios de promoción, reconocer productos científicos alternativos, promover la publicación abierta y ética, apoyar la capacitación en ciencia abierta y promover métricas complementarias que valoren impacto social, datos compartidos, reproducibilidad y participación comunitaria.
Podemos notar que la editorial de Salud Pública de México es un llamado certero: no es conveniente seguir sosteniéndonos en métricas que ya muestran signos de desgaste. Ahora que hemos celebrado recientemente el avance de una nueva generación, este es un buen momento para reafirmar que el compromiso debe ser con la salud del planeta, con criterios rigurosos, con relevancia local y global, con integridad. No dudamos que la generación 103 de la ESPM asuma desde el primer día la responsabilidad de contribuir a una ciencia pública más crítica, más ética y más transformadora. ¡Enhorabuena!
Referencias
- Lazcano-Ponce, E., & Oropeza-Abúndez, C. (2024). Métricas obsoletas en la publicación científica y el éxito acadéSalud Pública de México, 66(5), 411-412. https://saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/17518/12720
- Goodhart, C. (1975).Problems of monetary management: The UK experience. Papers in Monetary Economics, 1. Sydney: Reserve Bank of Australia. (Citado en la formulación conocida como Ley de Goodhart).
- Fire, M., & Guestrin, C. (2019). Over-optimization of academic publishing metrics: observing Goodhart’s Law in action. arXiv preprint arXiv:1809.07841. https://arxiv.org/abs/1809.07841
- Organización Panamericana de la Salud. (2020). Las funciones esenciales de la salud pública en las Américas: una renovación para el siglo XXI. Marco conceptual y descripción. OPS.https://iris.paho.org/handle/10665.2/53125
Por: Mtra. Aldara Cabrera Osnaya, Unidad de Divulgación y Cultura, ESPM.