La Posada de la Salud: una celebración comunitaria para aprender, convivir y cuidar la vida
La Escuela de Salud Pública de México (ESPM) abrió nuevamente sus puertas a la comunidad con la Posada de la Salud, una jornada que reunió a más de 200 niñas, niños y adolescentes provenientes de distintas escuelas públicas de Cuernavaca. A lo largo de la mañana, la Escuela se transformó en un espacio de encuentro, aprendizaje y celebración, donde la salud se vivió como una experiencia colectiva, cercana y alegre.
Siguiendo puntualmente el programa diseñado para esta edición, la Posada inició con una inauguración oficial que dio paso a un recorrido libre por stands interactivos, talleres lúdicos y espacios comunitarios. Durante más de una hora, las y los estudiantes exploraron contenidos clave de prevención y promoción de la salud a través de stands dedicados al uso adecuado de antibióticos, la resistencia antimicrobiana, la vacunación, la salud bucal, así como una ambulancia y actividades de primeros auxilios, gracias a la participación coordinada de distintas áreas de la ESPM y de los Servicios de Salud de Morelos.
De manera paralela, se desarrollaron talleres creativos y participativos como Come de colores, Postales navideñas, Piñatas, Adornos reciclados, Cuida tus dientes en Navidad y Cuidado con la pirotecnia, donde el aprendizaje se dio a través del juego, la expresión artística y la reflexión colectiva. Estos espacios permitieron que niñas, niños y adolescentes interactuaran entre sí, reconociéndose en su diversidad, fortaleciendo la colaboración y descubriendo que sumar esfuerzos es más valioso que competir.
La Posada también contó con un corredor orgánico y artesanal, integrado por más de 20 expositoras y expositores, así como una tiendita comunitaria, que reforzaron el vínculo entre la Escuela y su entorno, promoviendo el consumo local, el cuidado del ambiente y la economía solidaria. No faltaron el ponche, los aguinaldos, los juguetes y el abrigo, elementos que dieron calor humano y sentido festivo a la jornada.
Uno de los momentos más esperados fue la exhibición de circo y malabares, seguida por una sesión de cuentacuentos y la rifa de juguetes y artesanías donadas, actividades que provocaron risas, asombro y participación entusiasta. El cierre, con la tradicional partida de piñatas, simbolizó el espíritu de la Posada: compartir, celebrar y construir comunidad.
La Posada de la Salud es muestra del valor del trabajo en equipo y de una visión institucional que concibe la salud pública como un proceso que se construye desde las infancias y adolescencias, en diálogo permanente con la comunidad. Abrir las instalaciones de la ESPM para celebrar la vida, aprender juntas y juntos y fortalecer la convivencia reafirma el compromiso de la Escuela con una salud entendida como derecho, como prevención y como bien común.
Gracias a quienes se sumaron y nos ayudaron a hacer posible este evento.