La certificación de la Educación Continua, nueva frontera de desarrollo para la ESPM

Panel presencial

El 28 de abril de 2022 se llevó a cabo la tercera jornada del Simposio por la Educación Continua en la Escuela de Salud Pública de México (ESPM). En esta oportunidad se habló de una nueva frontera del desarrollo para la ESPM, pero también para todas las instituciones que se dedican a la salud pública. 

La mesa de este simposio contó con la presencia de sus anfitrionas, Mtra. Nenetzen Saavedra Lara, Subdirectora de Desarrollo y Extensión Académica de la ESPM, y Mtra. Janet Real Ramírez, Coordinadora Académica de esta serie de simposios sobre Educación Continua. Asimismo, participaron de manera presencial oradores y oradoras de la talla del Dr. Alberto Lifshitz, Coordinador del Consejo para la Certificación de la Educación Médica Continua; y del Dr. Juan Francisco Millán Soberanes, del Consejo de Ética y Transparencia de la Industria Farmacéutica; y en formato a distancia estuvieron presentes la Dra. Laura Magaña Valladares, Presidenta de la Asociación de Escuelas y Programas de Salud Pública (ASPPH, por sus siglas en inglés); y la Dra. Yenory Rojas Hernández, Presidenta del Colegio de Profesionales en Informática y Computación en Costa Rica.

Regulación de la Educación Médica Continua

Comenzó con la exposición el Dr. Lifshitz, hablando acerca de las experiencias en regulación de Educación Médica Continua y de la normatividad necesaria que se requiere para lograr este objetivo. “Me voy a referir a lo que yo sé del por qué no hay mucha documentación formal sobre lo que han sido los intentos por regular la Educación Pública Continua en México. El ciclo educativo más largo de todos los que cursamos los médicos, el más complejo, necesario, es el que está fuera de regulación, y siempre lo ha estado. Hoy en día cualquiera hace un curso de Educación Continua de la manera que se le ocurra y está fuera de regulación”, sostuvo el Dr. Lifshitz.

Asimismo, enunció las diferentes acepciones que tiene el concepto, destacando que algunas lo identifican muy bien, mientras que otras lo disfrazan (Educación Continua, Educación Permanente, Formación Continua, Actualización, Capacitación, Desarrollo Profesional Continuo).

Aclaró que hablar de un sinónimo de Educación Continua es hablar de la consecuencia como posibilidad de un desarrollo médico continuo, cuyos propósitos son el mantenimiento y el perfeccionamiento de la competencia. Uno de los propósitos es lograr que se cambie la conducta prescriptiva de los médicos. “Esto lo digo por la industria farmacéutica o algunos ejemplos de la industria farmacéutica”, explicó.

Otra de las consecuencias mencionadas por el Dr. Lifshitz es el cambio en el desempeño profesional. “Y desde luego, otra de las consecuencias de la Educación Médica Continua, es el incremento curricular, certificaciones, etcétera, que son incentivos. También debo decir que hay muchos acontecimientos de Educación Médica Continua que no tienen ninguna consecuencia”.

Respecto a los propósitos, el Dr. Lifshitz nombró una heterogeneidad de los mismos, como resolver deficiencias formativas, actualizar competencias, incorporar nueva tecnología, adaptabilidad a cambios epidemiológicos, modificación de conductas prescriptivas, respuestas a necesidades identificadas y acumulación de puntos curriculares. Por último, nombró a la Educación Continua como un negocio redituable. “No estoy en contra de que cueste o se cobre. La posibilidad de que se cumpla un propósito educativo no necesariamente está peleada con la necesidad de un negocio”, dijo.

Enseguida, respondió al interrogante de cómo suele ser la Educación Médica Continua: “Primero, por oferta, sin identificación de necesidades educativas o sin responder a ellas; necesitada de incentivos (les dan por lo menos plumitas, puntos), no necesariamente es escolarizada, financiada por entidades no académicas, “gratuita” (por lo menos estamos acostumbrados los médicos a no pagar por la Educación Médica Continua). También suele ser esporádica, independiente del aprendizaje, pasiva, con criterios no académicos de productividad, no evaluada y con participación del patrocinador”, manifestó el Dr. Lifshitz.

También se preguntó cómo regular todo esto, y aclaró que los puntos positivos son mucho mayores. Se refirió también a la autoridad sanitaria como susceptible de tener alguna responsabilidad, aunque –dijo– está rebasada y no ha desarrollado un proyecto que permita este tipo de regulación. Sumó, además, a la autoridad educativa como carente de presencia en lo referido a la regulación. “Conviene que haya un organismo regulador de la sociedad civil”. Esos proveedores, sujetos de certificación, pueden ser empresas comerciales de Educación Continua, proveedores individuales u organismos gubernamentales. A los fines de este tema, el Dr. Lifshitz informó que ya se han aplicado instrumentos de evaluación para certificación y hay puntaje estandarizo propuesto, como también nomenclatura estandarizada (incluso se publicó un glosario). “Estamos un poco atorados, un poco por la pandemia, que es el pretexto ideal para todo lo que no avanza, pero estamos atorados por dificultades intrínsecas que tiene el propio grupo que se ha formado”, puntualizó, refiriéndose al Consejo para la Certificación de la Educación Médica Continua (COCEMEC).

Hacia un aprendizaje continuo y permanente que desarrolle y favorezca el empoderamiento de la fuerza de trabajo en salud

En su turno, la Dra. Laura Magaña Valladares tomó la palabra en pos de un aprendizaje mutuo y permanente que desarrolle y favorezca el empoderamiento de la fuerza de trabajo en salud. “Lo que quise hacer con mi presentación es ir hablando del momento histórico que estamos viviendo y la importancia de este tema para la salud pública de México, un tema importantísimo, de gran relevancia después de la pandemia” –dijo–, apelando a la oportunidad de repensar la educación en salud pública. Al respecto, manifestó que se debe pensar en el estudiante como un inscrito de por vida. “Ahora nuestros estudiantes están con nosotros toda su vida y tenemos que acompañarlos continuamente durante todo su desarrollo de la carrera profesional hasta el fin de la misma”.

En primera medida –expuso la Dra. Magaña– es importante dar cuenta de las competencias (cognitivas, interpersonales, de autoliderazgo y digitales) para la fuerza de trabajo en el futuro que se desarrolla a través de la vida profesional. Un estudiante de por vida de la salud pública resulta adaptable, a pesar del contexto disruptivo, y es capaz de construir y diseñar las bases del conocimiento e infraestructura para las intervenciones en salud pública, de activar redes de relaciones e interacciones a nivel de todo el sistema, y de generar las redes intersectoriales que permitan la implementación de respuestas integrales, como también de alcanzar logros de alta calidad en este ámbito de la salud.

“Las competencias que hay que enfatizar ahora, después de la pandemia son respecto al personal de salud pública (liderazgo, asociación y colaboración, comunicación a diferentes audiencias, uso de redes interdisciplinarias e intersectoriales, abogacía, derecho, ética, salud y compromiso global, competencias digitales, equidad en salud y justicia social, análisis de datos, proyecciones, escenarios y actualizaciones de competencias básicas). Hay que ir reforzando estas competencias a lo largo de toda la vida porque cambian”, aseguró la Dra. Magaña Valladares.

Posteriormente, informó que en Estados unidos sólo el 14% de los trabajadores en salud pública tiene formación en este campo. Por lo mismo, afirmó que “tenemos que seguir con la Educación Continua y permanente. ¿Cómo nos reorganizamos para realmente atender este logro profesional? Lo que se necesita en el campo a nivel continuo no es tanto las competencias técnicas que, claro, están cambiando, sino que necesitamos mucho las competencias cognitivas (liderazgo, comunicacional) y metacognitivas, sociales y emocionales”, cerró la Dra. Magaña Valladares y alentó a seguir innovando a fin de normalizar los estándares de calidad en el ámbito de la Educación Continua.

Trabajo transdisciplinar entre tecnología y salud

La tercera oradora de la mesa fue la Ing. Yenory Rojas Hernández, Presidenta del Colegio de Profesionales en Informática y Computación, Rectora de la Universidad Invenio, miembro de la Junta Directiva de la IEEE sección Costa Rica y Presidenta de la Comisión Permanente de la Mujer de la Asamblea de Trabajadoras del Banco Popular.

Comenzó exponiendo la relevancia del trabajo transdisciplinario, ya que se está viviendo un momento “en el que todos queremos estar conectados para saber qué están haciendo los demás y mostrar qué estamos haciendo”–dijo–. Por lo mismo, contempló la tecnología como transformadora del mercado laboral. Han aparecido nuevas carreras y nuevos trabajos, tales como facilitador de teletrabajo, consejero de compromiso con el estado físico (aplicaciones), diseñador de casas inteligentes, especialista en realidad extendida, detective de datos, pronosticador de ciberataques, entre otros.

“Nunca hemos tenido una mayor oportunidad de formar una gran comunidad y aumentar nuestras posibilidades de resolver desafíos y problemas globales. No solo es digitalizar papeles o comprar software y/o hardware para instituciones de salud. Las nuevas generaciones de trabajadores de la salud, tomadores de decisiones y pacientes están mejor preparados digitalmente, lo que permite facilitar esquemas y procesos para trabajar, colaborar y co-crear con redes estratégicas y equipos multidisciplinarios. Tenemos mayor disponibilidad de datos de salud individuales, permiten uso de big data”, expuso.

Lo antes mencionado, según la Ing. Rojas Hernández, permite tener medicina de precisión, con mayor nivel de información, que permitirá cuidados y tratamientos más personalizados. Esto logra un paciente más empoderado, con acceso y control sobre su información, acorde a sus necesidades. También incluye la descentralización de servicios, como tecnologías móviles, la telemedicina, algoritmos de inteligencia artificial, la impresión 3D y los biosensores.

“Con las herramientas de inteligencia artificial vamos a darle más espacio a estos médicos con apoyo de la tecnología, con diagnósticos más certeros que con su expertise pueden complementar”, manifestó. ¿Cuáles serían las posibles barreras para llevar a cabo estos avances tecnológicos? Los posibles prejuicios, la sensación de trabajo adicional en papelería, que dicha área es para informáticos o técnicos, no para el área de salud, y el famoso miedo a ser reemplazado.

“Repito: es un trabajo en conjunto”, aseveró la Ingeniera, y continuó: “hay que tomar acción; aceptar que no sabemos todo y tener una mente abierta para nueva información, ser flexible a la capacidad de adaptación a diferentes contextos. Es necesario el trabajo y la formación transdisciplinaria. Considero que desde jardín de niños se debe enseñar programación, para desarrollo de lógica que permita estar preparado a nuevas soluciones”.

¿Cuáles serían los retos para mantener la calidad en la formación? La globalización nos permite acceder a las universidades de todas partes del mundo con renombre, por lo que se amplía la competencia. Otro reto es la inclusión en tanto implementación de programas continuos de alfabetización digital en la formación de recursos humanos y al paciente.

La conclusión propuesta por la Ing. Rojas Hernández corresponde a que el enfoque de salud es un enfoque de valor en el servicio. “Es imperante estar preparado y en continua formación. Ética y protección de datos deben ser áreas inseparables y transversales”, aseveró.

La industria farmacéutica en el desarrollo profesional continuo

El último participante de la mesa fue el Dr. Juan Francisco Millán Soberanes, quien eligió iniciar con su ponencia a través de un enfoque ecosistémico de la salud y orientado en los derechos humanos. “Porque la salud pública no es un asunto de los gobiernos, es un asunto de todos, por eso se llama ‘pública’, es una ética de la responsabilidad de todos los que estamos en este planeta. Tenemos que tomar en cuenta de manera holística la centralidad de todo esto”, dijo.

Según el Dr. Millán Soberanes, el sistema de salud en México es un sistema descoordinado, poco integrado y desigual en la distribución de médicos y equipos, entre otras cosas.El elemento del ecosistema está referido a los insumos para la salud cuyo problema reside en el acceso a esos bienes. Todo ello confluye en este núcleo en el cual la familia y las comunidades son un elemento de la centralidad de la relación de las personas sanas y enfermas con los profesionales de la salud. La membrana de este núcleo significa la tecnología de la información y la ética, transversal a lo expuesto. Y, de esta manera, el Dr. Millán llegó al problema central: el marco regulatorio.

“Tiene que ver con el contexto; la población que crecerá –y ya está creciendo–, es la de los adultos mayores, la población que, como yo, hemos acumulado bastante juventud. Eso significa conocer los problemas de salud de sectores de la población, de enfermedades crónicas degenerativas y las enfermedades emergentes que han surgido con la pandemia y toda la afectación de la salud mental. Esto implica un impacto en la formación de salud pública”, sostuvo.

En medio de contextos disruptivos, la Educación Médica Continua debe estar sustentada en tres elementos: éticos, científico–técnico, y universales para facilitar la accesibilidad e inclusión. Y enunció, dentro de esa inclusión, a la diversidad cultural y el tema de género (de orden cultural, institucional, epidemiológico y demográfico), como elementos que dan un contexto de carácter deontológico a la Educación Continua.

“El enfoque en atención de salud que estamos trabajando es de prevención oportuna y permanente, de promoción y adopción de hábitos de vida saludable, de fortalecimiento de la salud mental desde la familia para crear condiciones de vida dignas. Y por otro lado tenemos la atención de enfermos. Los profesionales de la salud nos apoyamos en los medicamentos y dispositivos médicos, asimismo en la salud digital, y nos dimos cuenta de que no sólo hay que estar en los hospitales, sino también hay que ir a los hogares porque hay que informar, educar a la familia ante esa situación que los deprime, entristece y no saben cómo enfrentar”, sostuvo Millán Soberanes respecto a la mirada social.

Del mismo modo, reconoció que ha habido una evolución tecnológica en la atención médica a través de instrumentos médicos básicos, dispositivos médicos, marcadores biológicos, expedientes electrónicos, telemedicina, inteligencia artificial y robótica. Planteó objetivos que la Educación Médica Continua debe desarrollar en cuanto a una práctica médica humanitaria basada en el conocimiento científico y en evidencias éticamente sustentadas. El primero, es fortalecer los contenidos en la atención preventiva sin exclusiones. Otro objetivo es la ampliación de la evaluación continua de conocimientos y competencias pertinentes con la velocidad de los cambios. También, promover el respeto a la receta médica y adhesión al tratamiento, impulsar la acreditación y certificación de los proveedores de Educación Médica Continua y, por último, avanzar en el uso óptimo de las tecnologías de la salud digital (telesalud, inteligencia artificial, etc).

“Para finalizar, el modelo pedagógico de la Educación Médica Continua, desde mi punto de vista, debe contar con herramientas de evaluación del impacto en las personas que solicitan atención: preventivas, curativas, rehabilitadoras, resilientes. Esto implica cambios de paradigmas en la formación continua de profesionales de la salud. El hilo conductor es sistema de autorregulación, que debe estar sustentado en la integridad, la responsabilidad ética y la transparencia”, concluyó el Dr. Millán Soberanes.

Para mirar nuevamente este 3er simposio, puedes acceder a la grabación en línea: https://youtube.com/playlist?list=PLR5-ZIi-CQX6-dH3047OXA_QdJnXesUQ_

Por: Redacción ESPM