Conozcamos más acerca de la prevención y control de enfermedades transmitidas por vector

Como parte del Ciclo 2024 de Videoconferencias ESPM, el Dr. Rogelio Danis Lozano, director del Centro Regional de Investigación en Salud Pública, del instituto Nacional de Salud Pública (CRISP/INSP), impartió la conferencia titulada “Prevención y control de enfermedades transmitidas por vector”. En su exposición, destacó que este fenómeno constituye un problema significativo a escala global, ya que diversos factores han contribuido a que enfermedades transmitidas por vector (EVTs), que anteriormente estaban controladas, resurjan como enfermedades emergentes o reemergentes en ciertas áreas.

El director del CRISP subrayó que las EVT representan uno de los desafíos más apremiantes a nivel mundial, siendo responsables del 17% de la carga de enfermedades transmisibles, ocasionando aproximadamente 700 mil muertes al año. Además, señaló que en la actualidad, diversos vectores han colonizado distintos hábitats y altitudes, incrementando así el porcentaje de poblaciones en riesgo y generando importantes repercusiones económicas. Esto ha resultado en un aumento de la carga sobre los sistemas de salud en áreas tropicales y subtropicales, donde el 80% de la población en las Américas reside en zonas de riesgo.

El Dr. Rogelio Danis Lozano también destacó que las enfermedades transmitidas por vector están influenciadas por una compleja combinación de factores sociales, demográficos y ambientales. Esto genera una dinámica interrelacionada que requiere una investigación minuciosa de las interacciones entre estas variables, dado que contribuyen a la dispersión geográfica, el resurgimiento y la estacionalidad de dichas enfermedades. 

Como precedente, mencionó algunos programas exitosos de control de vectores implementados en México y Latinoamérica, tales como los programas nacionales para la erradicación del paludismo, la oncocercosis y la fiebre amarilla. Estos programas, explicó, alcanzaron el éxito gracias a una combinación efectiva de factores como el saneamiento ambiental, la mejora de las viviendas, el uso de insecticidas y la disponibilidad oportuna de medicamentos efectivos para la población, así como la participación comunitaria.

Asimismo, recordó que estos programas desarrollaron metodologías que continúan siendo utilizadas en la actualidad, destacando el programa de control del paludismo como precursor de los proyectos y programas actuales de control, como el programa de control del dengue. El director del CRISP resaltó que esta combinación efectiva de factores se conoce como Manejo Integrado de Vectores, fundamentado en tres componentes esenciales: manejo ambiental, control biológico y control químico. Debido a la limitación de recursos, enfatizó la necesidad de ser altamente eficientes para que las decisiones sobre la implementación de estas estrategias tengan un impacto significativo en las poblaciones de vectores.

Además, reconoció como “sumamente importante” la necesidad de evitar el contacto entre los vectores y los seres humanos. Este parámetro, señaló, es fundamental en la entomología médica para evaluar si las intervenciones realizadas están siendo efectivas en la reducción de riesgos para la población. Al destacar que el objetivo principal es prevenir dicho contacto, hizo hincapié en la importancia de determinar cómo interrumpirlo para lograr una disminución en las cargas de morbilidad y mortalidad. Para ello, subrayó la relevancia de comprender la bionomía de los vectores (hábitos alimenticios, reproductivos, de descanso, refugio, morfología y ecología), sobre la cual se pueden diseñar estrategias adecuadas para interrumpir el contacto entre los vectores y los seres humanos.

El Dr. Danis Lozano explicó que el conocimiento de la bionomía del vector se obtiene respondiendo a preguntas clave:

  • ¿quién? (identificación de las especies más relevantes para la transmisión);
  • ¿cuándo? (identificación de los momentos críticos para las acciones de control);
  • ¿qué? (diseño de intervenciones efectivas);
  • ¿dónde? (identificación de los lugares más propicios);
  • ¿cómo? (implementación y evaluación precisa de las intervenciones).

Reconocimiento y evidencia para emprender acciones

La Norma Oficial Mexicana 032 (NOM-032-SSA2-2014) destaca la importancia de las enfermedades transmitidas por vectores (ETVs), como el paludismo, el dengue, el chikungunya, la enfermedad de Chagas y la leishmaniosis, debido a su significativa repercusión en la salud pública. Esta normativa menciona las diversas condiciones que favorecen el riesgo de transmisión, resaltando que las oportunidades para la transmisión son temporales y se clasifican como “focos templados”. Además, el Dr. Danis Lozano explicó la existencia de “focos calientes”, donde la transmisión y dispersión de las enfermedades están en aumento, lo que eleva su mortalidad y letalidad. Por tanto, subrayó la importancia de estratificar los riesgos entomo-epidemiológicos para identificar las áreas con mayor prevalencia de estas enfermedades, considerando su dinámica heterogénea de transmisión, la presencia de casos asintomáticos y la capacidad de algunos vectores para transmitir la infección a su descendencia, lo que complica las intervenciones.

El Dr. Danis Lozano señaló que los vectores exhiben diversos hábitos de alimentación y reproducción, así como diferentes preferencias en sus sitios de reproducción, debido a su plasticidad genética para adaptarse a diferentes entornos. Identificar esta información permite determinar las fases más adecuadas para atacar a los vectores en los diferentes lugares de reproducción. Por ejemplo, los mosquitos del dengue, Zika y chikungunya prefieren recipientes artificiales con agua limpia, mientras que el mosquito Anopheles se reproduce en lagunas y ríos con condiciones más adversas. Identificar si se debe intervenir en huevos, larvas, pupas o en la fase adulta de los vectores permite maximizar el impacto en la reproducción y reducir la necesidad de utilizar insecticidas, favoreciendo la implementación de controles físicos.

Mediante la promoción de la participación comunitaria, como lo especifica la NOM 032, los miembros de la comunidad llevan a cabo actividades de limpieza en un radio de 2 km río arriba y 2 km río abajo. En lo que respecta al mejoramiento de las viviendas, la instalación de mallas o barreras metálicas ha resultado en una reducción de la tasa de picaduras. El control biológico implica el uso de patógenos, parásitos, parasitoides o depredadores naturales de las especies plaga o vectores de enfermedades, así como el tratamiento de criaderos naturales, larvas y otros organismos que reducen la población de vectores. Por otro lado, el control químico se lleva a cabo de manera ordenada, principalmente en etapas larvarias, mediante técnicas como el rociado de insecticidas residuales en áreas intra y peri-domiciliarias, así como el rociado espacial con Ultra Bajo Volumen (ULV) y la fumigación aérea, teniendo en consideración su impacto ecológico. El control larvario se centra en la eliminación focal de criaderos y el uso de pabellones impregnados con insecticida.

El Dr. Rogelio Danis subrayó la importancia de acciones como la promoción de la salud, la participación social, la educación y la participación comunitaria. Se han implementado estrategias efectivas como “Patio limpio”, que implica ordenar el patio, eliminar criaderos y proteger el agua, así como la “Descacharrización” y prácticas de “Lava, tapa y voltea” recipientes. Además, se trabaja en escuelas para identificar riesgos entomológicos y epidemiológicos, se realizan prácticas de educación comunitaria y análisis del paisaje para identificar nichos ecológicos que contribuyen al desarrollo o transmisión de enfermedades. El CRISP –explicó– cuenta con una Unidad de Evaluación de Insecticidas avalada por CENAPRECE y ha elaborado una guía sobre la cría de mosquitos Culicidae, que es una referencia actual.

Para concluir, el director del CRISP destacó las nuevas estrategias de control vectorial, como la cría masiva de mosquitos irradiados o estériles para evitar la reproducción, así como la liberación de machos mediante la técnica de separación de sexos. Informó que el insectario de cría masiva de Aedes tiene una capacidad de producir 4 millones de mosquitos semanalmente, liberándolos a pie y mediante drones. También mencionó una técnica no implementada en México, que es la introducción de mosquitos infectados con Wolbachia, advirtiendo sobre su desventaja debido a que los cambios ambientales, principalmente la temperatura, pueden inactivar las bacterias introducidas en los vectores, reduciendo su eficacia para disminuir la infección o la descendencia de las poblaciones del vector.

Por: Redacción ESPM