Ética, empatía, innovación y resiliencia, elementos indispensables en la formación de los recursos humanos para la salud

El Segundo Conversatorio hacia los 100 años de la ESPM, titulado “Reflexiones sobre el futuro de la Educación en Salud Pública” –presentado por nuestro director general, Dr. Juan Ángel Rivera Dommarco; y moderado por la Dra. Laura Magaña Valladares, Presidenta y CEO de la Asociación de Escuelas y Programas de Salud Pública (ASPPH) de los Estados Unidos– contó con la participación de reconocidos especialistas como Katarzyna Czabanowska, académica de la Universidad de Maastricht, The Netherlands; John Middleton, Presidente de la Asociación de Escuelas de Salud Pública en Europa, Londres, UK; Mary-Katherine Smith, Directora A.T. A.T. Still University’s (ATSU) College of Graduate Health Studies; Ian Lapp, Vicepresidente de Asuntos Académicos y Rector Wentworth Institute of Technology, Boston, MA, USA;  Tricia Penniecook, Vicedecana de Educación y Asuntos de la Facultad Universidad de South Florida College of Public Health, Tampa, FL, USA y Julie Kornfeld, Vice Rectora de Programas Académicos de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Columbia en Nueva York, Nueva York, USA.

Nuestro segundo conversatorio dio inicio poniendo sobre la mesa la necesidad de una nueva visión para la salud pública que se base en la cooperación, la resiliencia y la fuerza de trabajo conjunto para abordar de manera integral el complejo sistema ambiental-salud-socio-económico; pues para ello, comentó Katarzyna Czabanowska, se requiere de habilidades de liderazgo y del desarrollo de cualidades de empatía yflexibilidad; así como de una comunicación abierta y transparente; y de innovación y cuidado para el bienestar donde se incluya a la salud mental.

Asimismo, destacó la necesidad de “trabajar diferente, aprender diferente y liderar de manera diferente en el campo de la salud pública” si es que se quieren salvar las brechas existentes en el acceso a la salud con equidad y calidad.

En cuanto a la profesionalización de la fuerza de trabajo de la salud pública, en este conversatorio se señalaron 5 áreas críticas de competencia a desarrollar relacionadas con las emergencias en salud pública. Estas fueron:

  1. flexibilidad, motivación y comunicación;
  2. investigación, habilidades analíticas y éticas, empatía, sensibilidad a la diversidad;
  3. epidemiología, fuertes habilidades epidemiológicas;
  4. preparación y respuesta, incluida la comunicación de riesgos;
  5. empleabilidad y adaptabilidad para satisfacer las necesidades de la cuarentena.

De acuerdo con lo expresado por la Dra. Czabanowska, los profesionales de la salud deben ser adaptables, saber construir y diseñar la base de conocimientos y la infraestructura para las intervenciones de salud pública. Deben también saber activar un sistema amplio de relaciones e interacciones que permitan la implementación de respuestas integrales y multisectoriales. 

Así, se hizo evidente que el aprendiz permanente y el profesional en salud pública debe ser interprofesional, interdisciplinario, resiliente y digital. A lo cual el Dr. John Midletton añadió que los problemas globales muestran una gran interconexión que necesitan del diseño y la gestión de intervenciones multinacionales en salud pública. De igual manera, dijo, es necesario atender el entorno de la ecología humana para poner a los humanos en un contexto que los aleje de las pandemias.

Por su parte, la Dra. Mary-Katherine Smith sugirió la implementación de modelos educativos transformativos en las instituciones académicas de la salud pública, debido a que esos modelos proponen una interpretación nueva y modificada de los aprendizajes que participan en el proceso, donde los aprendices viven el aprendizaje, luego reflexionan sobre ese conocimiento, lo aplican a sus experiencias de vida actuales y luego lo llevan hasta su propio proceso de adquisición de conocimientos.

Una aproximación a la salud pública desde la diversidad, la equidad y la inclusión es fundamental para cualquier programa de formación de recursos humanos para la salud. De acuerdo con ello, la Dra. Tricia Penniecook apuntó que es necesario desarrollar la conciencia crítica de los salubristas para pensar cuál es su rol en el proceso de cambio de los determinantes sociales de la salud. Para lo cual sugiere realizar transformaciones estructurales y culturales de todo lo que significa la educación pública e incluir a la diversidad en el currículum de los programas de formación y actualización en salud. 

Hay múltiples dimensiones de la equidad en la salud, dijo Penniecook, no sólo en el aspecto económico se manifiesta la disparidad y la inequidad; cada población tiene una percepción de la calidad de su salud. 

En acuerdo con los expuesto por sus colegas, el Dr. Ian Lapp agregó que la formación de los recursos para la salud no puede estar completa si no se les enfrenta a la solución de problemas complejos, al planteamiento de escenarios diversos, a ser comunicadores multimodales persuasivos, a desarrollar competencias transculturales y a crear así un liderazgo empático. 

Fue notable en este segundo conversatorio hacia los 100 años de la Escuela de Salud Pública de México, la importancia que se le dio a la educación intersectorial, dada la complejidad de los problemas de salud pública y su naturaleza global, con enfoques basados en sistemas, centrando la educación en capacitar a los estudiantes para que trabajen bien en todos los sectores de la salud pública y para que participen también en otros sectores fuera del ámbito de la salud. A este respecto, cabe destacar lo mencionado por la Dra. Julie Kornfeld, quien a lo anterior agregó que el salubrista de comprender su importancia como líder y tomador de decisiones que influirán en gran medida en la salud de la población; y que, por tanto, debe estar consciente de la importancia que tiene la habilidad que desarrolle para gestionar el conflicto y negociar soluciones, encontrar lenguajes comunes y traducir el conocimiento en términos significativos para la gente fuera del sector salud.